lunes, 17 de septiembre de 2012


ENTIDADES FINANCIERAS EN REPÚBLICA DOMINICANA

Estamos viviendo en algunas oficinas de entidades financieras, en algunos bancos que el servicio ofrecido no está a la altura de las necesidades financieras de sus clientes, especialmente en aquellas operaciones financieras que requieran un seguimiento con el exterior, es decir, con Europa o Estados Unidos.
El personal que trabaja que labora en algunas de dichas oficinas, es un personal que no está lo suficientemente capacitado ni experimentado en temas financieramente económicos, que mayoritariamente no habla idiomas, y que en ciertos casos carece de titulación universitaria bancaria. 
He vivido y experimentado situaciones en las que incluso personal de gerencia y sub-gerencia, no conocen ni han trabajado con casos de subrogaciones de préstamos, a pesar de ofrecer dichos servicios concertados con desarrolladores y constructores.
Otra situación que vivimos diariamente es el cobro de cheques de otros países que se hacen efectivos, se aclaran en 28 días, es decir, un mes más tarde de haberlo ingresarlo en el banco.
Es frecuente también tener problemas con el servicio de internet banking, derivados a su vez de una mala infraestructura de telecomunicaciones que tiene el país.
Esta carencia de experiencia y efectividad debería ser contrarrestada con una formación adecuada de los empleados basada en una formación continua tanto de perfil bancario como de idiomas.
Otras de las cualidades que deberían primar en dichos bancos, seria la agilidad y velocidad de realizar  transacciones con efectividad ofreciendo al cliente un ahorro de tiempo de espera y una calidad óptima de servicio.
En cuanto a los créditos que se ofrecen para extranjeros -no nacionales-, la mayoría de los mismos no se llevan a cabo debido principalmente a la poca utilidad o beneficio que les aporta dicho mercado extranjero, si bien advierto  que  la actividad económica de cualquier país, incluida la República Dominicana, está totalmente en relación a la partida de créditos financieros personales o de empresa nacionales o extranjeros, en cuanto a su crecimiento porcentual, siendo una de las bases financieras para la reactivación económica. 



                              

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